La falta de anestesiólogos ya mató a dos bebés en la Ciudad
Hospitales en crisis. El Gobierno porteño admite que faltan unos 70 especialistas en los hospitales. Sin ellos, no se pueden hacer operaciones. Hubo dos partos forzados que fueron letales. Los médicos protestan.
En la 9 de julio empezaban a desmontar los escenarios por los festejos del Bicentenario y en el predio de la AFA en Ezeiza los jugadores se ponían trajes color plata para la foto oficial de la selección de fútbol. A las 11.20 del miércoles 26 de mayo, Nora Mejía Orellana, de 19 años, ingresaba al hospital Penna con dolores en la panza que le indicaban que su hija estaba por nacer. La situación era grave, ya que estaba atravesando la semana 29 del embarazo y sufría hemorragias. Pero lo que ocurrió después no tuvo nada que ver con el azar: la beba estaba mal ubicaba, había que ordenar una cesárea, pero como no había anestesiólogo debieron demorarla hasta forzar un parto natural que terminó matando a la beba. Así es: por falta de anestesiólogo, la hija de Nora nació muerta.
En la 9 de julio empezaban a desmontar los escenarios por los festejos del Bicentenario y en el predio de la AFA en Ezeiza los jugadores se ponían trajes color plata para la foto oficial de la selección de fútbol. A las 11.20 del miércoles 26 de mayo, Nora Mejía Orellana, de 19 años, ingresaba al hospital Penna con dolores en la panza que le indicaban que su hija estaba por nacer. La situación era grave, ya que estaba atravesando la semana 29 del embarazo y sufría hemorragias. Pero lo que ocurrió después no tuvo nada que ver con el azar: la beba estaba mal ubicaba, había que ordenar una cesárea, pero como no había anestesiólogo debieron demorarla hasta forzar un parto natural que terminó matando a la beba. Así es: por falta de anestesiólogo, la hija de Nora nació muerta.
La de esa beba es la segunda muerte en poco más de dos años por el mismo motivo en los hospitales porteños. Ya había ocurrido algo similar en el Santojanni en 2008. Y podría volver a ocurrir, según alertan los médicos, ya que hacen falta “unos setenta” anestesiólogos -lo admite el gobierno- y las guardias en los hospitales están, muchas veces, imposibilitadas de operar. Partos y emergencias quedan librados a una compleja sincronización… y a la suerte.
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