MGMT: un plato lleno de secretos

Los dos jovenes que dieron vuelta el nuevo rock psicodélico sienten el peso de la expectativa. Syd Barrett, Brooklyn y las internas de una pareja musical al borde del divorcio, que apila todos sus premios en el baño.

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Por un largo callejón de Brooklyn, pasando una hilera de casas millonarias, una elegante cochera del siglo XIX ha sido transformada en la guarida de los MGMT. En el primer piso, hay un estudio hogareño construido con celeridad: los equipos de la banda están apilados al frente y hay una cómoda sala de grabación en el contrafrente. Un par de tablas de surf están apoyadas contra la pared, junto a un ayuda-memoria del programa de David Letterman, pero no está a la vista ninguno de los premios otorgados por su sello discográfico, por revistas o por cadenas televisivas mundiales tras su exitosísimo disco debut, Oracular Spectacular. "Eso está en el baño", dice Andrew VanWyngarden, riéndose por lo bajo antes de señalar cerca del inodoro, donde aproximadamente una docena de plaquetas están apiladas, algunas en su envoltorio original de burbujas plásticas. "Las vamos a dejar ahí, así como están", dice. "Lo estamos pensando como nuestro salón de trofeos."

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El hecho de convertirse en la banda favorita de todos se ha vuelto un considerable peso para los MGMT durante los últimos dos años. Es el primer día de ensayos para la nueva gira, y están buscando la mejor manera de adaptar su nuevo disco, Congratulations, al nuevo formato de cinco integrantes, con el guitarrista James Richardson, el bajista Matt Asti y el baterista Will Berman. Pero no parecen estar divirtiéndose demasiado. VanWyngarden, el galán de la banda, apenas saluda. Ben Goldwasser, el meganerd, está discutiendo con su novia por celular. La gira, la promoción y las entrevistas están empezando a hacerlos sentir como en medio de una pesadilla. "Cuando terminás de grabar, te gustaría que se pudiera sacar el disco a la calle y listo, pero vamos a tener que venir todos los días, todo el mes", repasa Goldwasser, y baja la mirada con expresión sombría. "La verdad, esto está empezando a superarme."

Las sensaciones que tienen los MGMT acerca del éxito y de su primer disco son complejas y a veces contradictorias. "Para nosotros es rarísimo estar donde estamos, porque no entendemos por qué nos hicimos tan famosos", sigue Goldwasser. "Somos unos salames. Sentimos que estafamos a todo el mundo." Uno de los hitazos del primer disco, "Time to Pretend" (el que habla de pincharse heroína y tener relaciones sexuales con celebridades y modelos), es una sátira acerca del estrellato rockero, una broma. El problema es que, cuando el disco se convirtió en un éxito de la radio, una vez que fue vendido en todas las cadenas de los shoppings y escuchado hasta por las amas de casa, empezaron a sentirse raros: culpables, como si se hubieran vendido. Sentían que la broma se había vuelto contra ellos.

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Así que de ningún modo iban a hacer lo mismo con Congratulations, que vuelve a las raíces de la banda, que son Syd Barrett y el rock psicodélico de los 60. "Nos empezaron a interesar los 60 cuando escuchamos los discos de nuestros padres, y ese interés creció cuando estábamos en la secundaria y comenzamos a juntarnos con un grupo de amigos a los que les gustaba rescatar viejos discos de música psicodélica", narra Goldwasser. A "Flash Delirium", una de las primeras canciones en las que trabajaron, VanWyngarden trató de darle una onda que recordara a los bailes de principios de los 60. "Me imaginé uno de esos bailes de secundaria, lleno de adolescentes, y después pensé qué pasaría si súbitamente hubiera un atentado terrorista en ese contexto", explica VanWyngarden. "Se trata de estar en una fiesta, y a la vez paranoiquearse por el terrorismo y por el mundo caótico en que vivimos." Congratulations tiene un sonido limpio, que recuerda a los Grateful Dead en 1967, cuando usaban pantalones chupines y botas prolijitas, los Beatles tomaban un montón de ácido, y los 60 recién estaban empezando a ponerse realmente alocados.

Cuando el disco se filtró en la red en marzo, suscitó en Internet reacciones encontradas. A Perez Hilton le indignó el cambio de dirección creativa, mientras que los nerds del rock amaron los nuevos tributos a Brian Eno y a Dan Treacy, de Televisión Personalities. A VanWyngarden le afectó muchísimo cualquier atisbo de repercusión negativa. "A mí me chupa un huevo lo que piense Perez Hilton, pero me preocupaba que su reacción fuera representativa de lo que pudiera pensar un montón de gente, que quizás escuchaba el disco y lo condenaba sin más, por sonar anticuado y no bailable", dice. Los MGMT están convencidos de que grabaron el disco que había que grabar. "Cuando grabamos Congratulations fue la primera vez en mi vida que pude hacer la música que quería hacer, sabiendo que al menos un puñado de personas la iba a escuchar", afirma Goldwasser. "Queríamos que el disco fuera lo más sincero posible, sin comprometer nuestra estética." El proceso comenzó hace un año al norte del estado de Nueva York, en la casa de un amigo de un amigo, y luego se trasladó a Malibú, para terminar el disco sin distracciones. "A veces, sin embargo, decía que tenía que ir a comprar algo, y en realidad me escapaba a surfear un rato", confiesa VanWyngarden. "Me comía un taco, me metía al agua y no me sentía demasiado culpable."

 

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