Creamfields en el Autódromo: Una década de pasti party
Con las presencias estelares de Fatboy Slim, Calvin Harris y David Guetta, la fiesta electrónica por excelencia sopló las diez velitas.
“Fuimos tan zombies y fuimos tan VIP’s / Sobrevivientes de la pasti party / Sobreviví”, canta Leo García en “Pasti parti”, una de las últimas canciones que presentó en sociedad. Con dicho dictamen, el ex Avant Press oficializa el movimiento electrónico de los noventa, al cual supo resistir y el que colocó la piedra fundamental para que Creamfields aterrizara en el 2000 y le exhibiera a las nuevas generaciones las bondades de los sonidos dance y toda la liturgia extasiada que los rodea.
Una década de música electrónica para las masas. Podemos desconfiar de los métodos o discutir la calidad artística de muchos de los estandartes que arrastra la corriente bailable, pero nunca conseguiríamos siquiera desconfiar de la movida como fenómeno popular. Si hacía falta algún detalle para comprobar que el dance se incrustó en la cultura argentina, las casi 50.000 personas que desbordaron el Autódromo Juan y Oscar Alfredo Gálvez pueden dar fe de ello.
Con el mejor Line-up de su historia, la Creamfields festejó su primera década de vida por estas pampas. “¡Esta es la mejor fiesta del mundo!”, gritó excitado David Guetta desde el Main Stage, mientras la multitud revoleaba sus botellitas de agua mineral por sobre sus cabezas. En simultáneo, Carl Cox le sacaba chispas al escenario Delta con su progressive house infeccioso y adictivo. Antes, Paul van Dyk había demostrado un oficio a prueba de balas y un Faithless diezmado (gran parte de su equipo no pudo salir de Chile) otorgó el toque de clasicismo electrónico en vivo.
Dentro de este derroche de ritmo, Calvin Harris no desentonó en su primer desembarco en Buenos Aires. El inglés top, inundó el Arena 1 de un electro fino, dejando la puerta bien abierta para una próxima visita. En la otra punta del predio, Sasha (problemas de sonido atentaron contra su set) y Hernán Cattaneo, en este orden, pusieron su acento de Trance delicado y por momento oscuro a una velada que tuvo para todos los gustos. Hasta Richie Hawtin se volvió a calzar el disfraz de Plastikman y rememoró los días en que el Minimal era su alimento diario.
Entonces, fue a casi diez horas de que las puertas del Autódromo se abrieran que Fatboy Slim provocó un sismo a escala Richter con una performance impecable. Como siempre sucede, el ex Housemartin despertó al Animal Party que lleva en sus entrañas y se pegó un repaso por todo su repertorio, desde “The rockafeller skank” hasta “The joker”. Flanqueado por una efectiva puesta visual, el Dj estrella se enclavó en corazón de la madrugada, la cual fue recibida por un back to back en la Cream Arena entre Cattaneo y Warren (camiseta de selección argentina incluida). Así, la dupla le puso el moño a la jornada, despidiendo a los sobrevivientes de la Pasti parti.
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