LO ACUSARON DE EMBORRACHARSE POR EL ANO Y TUVO QUE DESMENTIRLO CON SU ABOGADO

"No aclares que oscurece", dicen por ahí. Esto es lo que quiso hacer Alexander P. Broughton, estudiante de la Universidad de Tennessee, que desde hace algunos días es el centro de las noticias tras que se diera a conocer mediáticamente que ingresó a la guardia de un hospital con un coma alcohólico y el ano ensangrentado.

Según se había inferido en la noticia, el primo del joven, quien lo había llevado a la sala de urgencias, habría declarado que Broughton "participó de una fiesta de la fraternidad donde se alcoholizaron por medio de enemas de vino".

Según cuenta el mito, estas enemas permiten que el alcohol pegue más rápido debido a que es absorbido con velocidad por los capilares intestinales. La práctica se conoce en Estados Unidos como "butt chugging" o, en una traducción al español, "empedarse por el culo".

Sin embargo, el joven salió a declarar, bajo la tutela de un abogado, que tal episodio no sucedió exactamente así. Es cierto que se emborrachó hasta la manija, pero, según sus palabras, "soy cristiano y no me flagelaría el cuerpo de esa manera".

El abogado del joven señaló que tomarán medidas legales ante esta situación, pero que aun están por ser determinadas.

El borrachín del ano partido recalcó en su exposición que ni siquiera había oído hablar de la técnica de la enema alcohólica hasta el momento en que se esparció la noticia y, para su defensa, apuntó que las heridas que tenía en el recto -las cuales, originalmente, habían hecho pensar a los médicos que lo atendieron que había sufrido un abuso sexual-, en realidad no se dieron por una manguera de goma, sino que le sucedió cuando un compañero de la fraternidad lo levantó del cinturón e hizo que sus pantalones le apretaran la zona hasta lastimarlo.

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