Nokia N-Gage: historia del clásico que cumple 10 años
Tal día como hoy, 7 de octubre, se presentó en 2003 Nokia N-Gage, la apuesta de Nokia para combinar un teléfono móvil con una videoconsola portátil. O al menos, lo que Nokia pretendía que fuese una videoconsola portátil. Porque siendo francos, fue un rotundo fracaso comercial. Así y todo, logró hacerse con un hueco en la historia de la telefonía móvil dado su carácter único. Su tiempo de vida fue bastante corto, aunque le dio tiempo a tener una sucesora que llegaba para teóricamente solucionar sus problemas y ser más atractiva para el público general. No lo consiguió. Pero antes de hablar del desenlace, hablemos de su historia completa.
En 2003
2003 era un año de transición en telefonía móvil. Convivían tanto usuarios con un Nokia 3310 al que prometían fidelidad (y otros terminales con pantalla en blanco y negro) con usuarios avanzados que pudieron hacerse con un mito, el Nokia 7650, y otros grandes terminales de la época. El astuto lector se habrá dado cuenta de que no paramos de hablar de Nokia para dar una idea de cómo estaba el mercado móvil. No es para menos. Nokia dominaba de principio a fin, con el permiso de Motorola y Siemens. El resto suponían una porción del pastel realmente pequeña.
Precisamente por eso, Nokia podía permitirse lanzar todo tipo de terminales, con una cadencia altísima, para cualquier usuario, incluso para los que buscaban dispositivos más bien extraños. Dejarían en ridículo a la omnipresente Samsung de hoy día en cuanto a número de terminales lanzados al año. Nokia, para bien o para mal, lo abarcaba absolutamente todo. Un pequeño ejemplo de ello, el recopilatorio que armamos con 8 móviles Nokia con un diseño increíble. Nokia podía permitirse lanzamientos así. Aunque saliesen mal económicamente. Igual que las marcas de moda que abren establecimientos deficitarios en puntos emblemáticos de las grandes ciudades: pura imagen de marca, que también tiene un coste.
En esas, con otros desembarcos fallidos en su historial, Nokia presentó la N-Gage, cuyo diseño ya era toda una declaración de intenciones: llegaba para asaltar el terreno de los jugones que querían una portátil, dando como valor añadido poder tener integrado el teléfono móvil en ella. Si los teléfonos móviles han incorporado cámara, radio, reproductor MP3, y un largo etcétera, ¿por qué no probar suerte con los videojuegos? Sencillo: **el planteamiento era terrible, habían demasiadas lagunas en la N-Gage como para que tuviera éxito.
Como teléfono
Partiendo de la base de que N-Gage era una consola portátil, pero ante todo un teléfono móvil, ya habían varios aspectos negativos:
- Teclado: sólo podía manejarse a una mano, pero para sujetar la N-Gage hacían falta las dos. Carente de sentido. No era ni mucho menos cómodo hacerse a él. Inviable manejar el terminal con una sola mano.
- Sidetalking: los que seguíamos de cerca la telefonía móvil en esa época lo recordaremos bien. Altavoz y micrófono estaban situados en el borde del terminal, no en la cara frontal. ¿Cómo se hablaba por teléfono entonces? Con el terminal de lado, pegando el borde a nuestra cara. Cómico. Marcó a una generación de usuarios que subían fotos a internet hablando con ella de lado, lo que llamaron sidetalking. El argumento que se daba en aquella época era que de ponerse en una disposición normal, la pantalla quedaría en la mejilla del usuario, y podría mancharse de grasa. Vale, pero todos los teléfonos del mercado quedan -y quedaban- con la pantalla en la mejilla. Un argumento inverosímil.
- Comercialización: partíamos de la base de que era, ante todo, un teléfono móvil, puesto que mucha gente podía tener dos consolas, pero muy poca dos teléfonos móviles. Sin embargo, se vendía en puestos de venta de videojugeos, no en distribuidores de móviles u operadoras. Una nueva piedra en el zapato para la N-Gage.
Como videoconsola
Si como teléfono tenía demasiadas taras bien complicadas de sortear de cara al usuario, como videoconsola no se quedaba atrás en absoluto. Y no sólo por el hecho de que los juegos se vendían en formato tarjeta MMC:
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Pantalla vertical: no era una decisión arbitraria, las restricciones de Symbian en aquella época no permitían una pantalla en horizontal como sería natural en una videoconsola. El resultado, unos videojuegos mucho más parecidos a los de cualquier otro Nokia con Symbian que a los de la Game Boy Advance a la que quería hacer frente.
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Desarrolladoras: pese a que tuvo algunos títulos destacados como Sonic, Tomb Raider o Tony Hawk Pro Skater, su catálogo era limitado y no generó el interés por parte de las desarrolladoras que esperaba generar.
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Controles: un teclado de doce teclas a un lado de la pantalla, más la cruceta y las otras ocho teclas que conformaban el terminal, hacían que la N-Gage tendiera a ser muy poco cómoda para jugar con ella. Demasiado confusa.
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Emuladores: Symbian ya tenía bastantes emuladores de consolas clásicas en su tienda, pero casi todos de pago. Y el pago por aplicaciones no estaba tan sumamente bien extendido en 2003 como en 2013. Se quiso solventarlo lanzando algunos más gratuitos diseñados específicamente para la N-Gage, pero tampoco fue suficiente.
Como reproductor multimedia
La otra vía de comercialización para la N-Gage (y la más reducida) era venderse como un completo y adelantado a su tiempo reproductor multimedia, traer MP3 en 2003 era algo bien llamativo y sí era bien valorado. No obstante, la N-Gage usaba tarjetas MMC, carísimas y con una capacidad de almacenamiento muy pequeña. Nokia garantizaba el uso de las oficiales (más caras aún) y con capacidad de hasta 128 MB. Las comunidades de usuarios de N-Gage de la época se agruparon para explotar su potencial, y parte de ello era localizar determinadas tarjetas MMC no oficiales de hasta 1 GB compatibles con la N-Gage. 1 GB, en 2003, era una verdadera salvajada. Como -mal- detalle, la tarjeta MMC estaba incrustada en un compartimento... bajo la batería. Por lo tanto, hacía falta apagar la N-Gage para cambiar de juego o de cualquier otro contenido en tarjeta MMC, como se ve en el siguiente vídeo:
La N-Gage también reproducía vídeo y tenía radio FM. Además, podía usarse como dispositivo de almacenamiento masivo en cualquier ordenador gracias al conector USB y su tarjeta MMC. Esto que hoy suena obvio en 2003 era un gesto enorme por parte de Nokia (como lo hubiese sido de cualquier otro fabricante), ya que no obligaba a pasar por Nokia PC Connect, la aplicación de escritorio que permitía gestionar los contenidos de los terminales. En general, como reproductor multimedia tenía pocas limitaciones más allá de lo caro de las MMC. Pero este no era un argumento suficiente.
Como producto aspiracional
Hay muy pocos productos que se lancen cada año al mercado que puedan ser catalogados como aspiracionales. De esto sabe mucho Apple, quien sobre todo hasta hace un par de años era el rey: todo el mundo quería tener productos Apple. Indicaban un status, un estilo, más allá de un terminal. Las BlackBerry pre-2007, modelos como el Nokia N95 o las Palm en su momento de auge eran también ejemplos. La N-Gage, pese a sus limitaciones y carencias, se convirtió en producto aspiracional para varios nichos de mercado gracias a que era algo realmente innovador. El encanto se rompía pronto, pero a día de hoy sigue siendo un referente en los foros tecnológicos de cualquier índole cuando se echa un vistazo al pasado. Eso sí, la cosa no tardó en torcerse. La publicidad de la N-Gage QD (modelo sucesor) tampoco era demasiado atractiva, como demuestra el vídeo que encabeza estas líneas.
N-Gage QD
Para solucionar algunos de los muchos problemas que planteaba la N-Gage original, se presentó a su sucesora sólo seis meses después, en abril de 2004. Era la N-Gage QD, lo que debería haber sido la N-Gage desde el principio... pero que tampoco funcionó. Por ejemplo, pasaba de ese diseño de empanadilla casi con aristas a otro más redondeado y natural. Se pasaba también de tener que hablar con el borde pegado a la cara a integrar micrófono y altavoz en el frontal, consiguiendo una posición mucho más natural. O menos ridícula. Pero no todo eran buenas noticias. La radio FM, la capacidad de dispositivo de almacenamiento masivo o el reproductor MP3 por hardware fueron eliminados en este modelo. Esto último podía solucionarse por software de forma extraoficial, pero con una calidad de audio máxima de la friolera de 16 kHz. Fatal.
Muerte no-digna
Nokia N85 ejecutando un juego de la plataforma N-Gage
Pese a que la N-Gage QD se vendía a un precio asequible en Estados Unidos (99 dólares asociada al habitual contrato de permanencia por dos años), tampoco consiguió despegar. Ni en Estados Unidos, donde no podía operar con Verizon al trabajar sólo con redes GSM, ni en Reino Unido, ni en Canadá. Sí tuvo mejor acogida en el resto de Europa, mencionando el buen papel en España, y sobre todo en Asia. No en Japón, donde tuvo el mismo problema que con Verizon. Quizás por ello, y por si no había quedado claro que la apuesta no había salido bien, sacaron un tercer modelo de la N-Gage, llamado N-Gage QD Silver, con cambios mínimos y sólo a la venta en Europa, África y Oriente Medio. Por supuesto, tampoco fue una buena experiencia. Tras este último capítulo, y pese a que hubo algunos rumores de nuevos modelos, por suerte Nokia cerró este episodio y dejó N-Gage como marca comercial de la plataforma de software de sus juegos, sobre todo para los Nokia de gama alta que daban sus últimos coletazos de superioridad antes de que Apple, BlackBerry, Samsung y compañía se comieran su cuota.
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